Jorge Arrate (Santiago, 1 de mayo de 1941), abogado, economista, académico, investigador, escritor y polÃtico chileno. Graduado en la Universidad de Chile, con estudios de post-grado en la misma universidad y Harvard University. Militante histórico del Partido Socialista, fue ministro de Estado de los presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle y embajador en Argentina durante el gobierno de Ricardo Lagos. En el año 2009 fue designado como candidato a la Presidencia de la República por el bloque de izquierda "Nuevo Pacto Democrático y Popular", un referente que congregado en torno al "Juntos Podemos", reunÃa a otras fuerzas de la izquierda extraparlamentaria.
Como intelectual y escritor ha publicado varios libros, de los cuales podemos destacar: La fuerza democrática de la idea socialista (Documentas, 1983); Pasión y razón del socialismo chileno (con Paulo Hidalgo, Ediciones del Ornitorrinco, 1986); Pasajeros en tránsito (Catalonia, 2007); y Salvador Allende ¿sueño o proyecto? (Lom, 2008).
En esta entrevista el ex candidato a presidente de la República abordó temas como la derrota de la Concertación y los desafÃos que existen para organizar una nueva fuerza de izquierda, pasando por una relectura del legado allendista ("ni calco ni copia"), resaltando el importante papel de la democracia y señalando caminos para construir un paÃs más justo, inclusivo y fraterno. La entrevista la realizó Fernando de la Cuadra.
[Véase también Conversación sobre Chile con Tomás Moulian e Conversación sobre Chile con Antonio Cortés Terzi]
La derrota de la Concertación
¿Cuando ya se está cumpliendo un año del gobierno de Sebastián Piñera, como evalúa el desempeño de su administración?
Pienso que el triunfo de Piñera representa un corolario de un proceso de decadencia de la Concertación, ya sea por desgaste o por incapacidad, por falta de voluntad o por diferencias internas que hizo que la Concertación dejara de ser aquello que fue cuando nació - en 1988 en el plebiscito, en 1989 en la primera elección presidencial - y terminara convirtiéndose en una coalición de reformas muy graduales de un status quo establecido. Ahora digo un corolario porque a veces tiende a ponerse en el centro el tema que ganó la derecha el 2010, siendo que la derecha ganó por un proceso de descomposición que venÃa en curso. Lo que si a mi juicio la elección de Piñera puso fin a ese ciclo, un ciclo que efectivamente terminó, que es el ciclo de expansión y desarrollo de los efectos del sistema electoral binominal. La derecha creció y llegó a ser la mitad más uno de los que votan, siendo que históricamente la derecha siempre poseÃa aproximadamente un tercio, pero comenzó a crecer, a desarrollarse, a consolidarse, a plantear su proyecto más abiertamente y finalmente triunfó.
¿Y cuáles serian las consecuencias de este proceso?
DirÃa que se inicia un nuevo ciclo en que el tema ya no es el sistema electoral binominal, sino que el objetivo de la derecha hoy dÃa es consolidar un sistema polÃtico, un régimen polÃtico de alternancia binominal. Es decir, de dos fuerzas tipo demócratas y republicanos, blancos y colorados en Uruguay o liberales y conservadores en Colombia o laboristas y conservadores en InglaterraÂ… Entonces, consolidar ese sistema en que puede haber una alternancia, pero la alternancia es siempre dentro del mismo esquema. En ese esquema la izquierda es un actor secundario. Y mi planteamiento es que el desafÃo que tenemos hoy en esta coyuntura es precisamente construir un tercer protagonista, una izquierda protagonista.
En algunos documentos que usted ha escrito sobre la "Nueva izquierda" o en entrevistas que ha concedido a diversos medios [1], recalca la importancia de aunar fuerzas en torno a una izquierda plena, heterogénea, crÃtica y futurista, pero aún cuando comparto en términos normativos dicha aspiración, lo que observo en Chile es que la izquierda está muy fragmentada, existe una enormidad de pequeños grupos y colectivos de izquierda - movimiento nueva izquierda, socialistas allendistas, iniciativas por más izquierda, etc. - y, por otro lado, rememoro esa alianza histórica desde la época del Frente Popular entre comunistas y socialistas. En ese sentido, ¿es posible reconstruir esa alianza histórica de estos dos grandes partidos, aglutinando en torno de ellos al conjunto de las fuerzas de izquierda?
Para responder a esta pregunta, uso una frase de Mariátegui que dice "ni calco ni copia", entonces lo que fue la experiencia de la unidad socialista-comunista - y yo me formé en esa generación - es una gran experiencia que se traduce en el allendismo, pero ni calco ni copia, porque lo que es Chile hoy dÃa no es lo que era hace 60 años, el mundo ha cambiado y naturalmente el paÃs, con una sociologÃa que implica ser bastante más finos en el análisis, pues han habido cambios sociales muy grandes, con una gran cantidad de grupos y segmentos que han emergido y que no se sienten representados por el actual sistema polÃtico. Entonces, yo dirÃa que domiciliar al Partido Socialista en la izquierda es para mà un gran objetivo, ojala que logremos que el Partido Socialista vuelva a recuperar su sitio en la izquierda. Pero aún asà en la actualidad la unidad entre socialistas y comunistas no darÃa cuenta del arco y la amplitud de lo que es la izquierda, las fuerzas sociales, culturales y polÃticas que quieren un cambio de verdad, más libertad, más igualdad. En sÃntesis, en buena hora si los socialistas vuelven a domiciliarse en la izquierda, que es lo que creo tienen que hacer. Pero eso no basta, porque hay en dÃa grandes segmentos de la población que no quieren ser ni socialistas ni comunistas y que son de izquierda.
¿Usted cree que este nuevo referente tiene condiciones de "encantar" - a pesar que el concepto está un poco sobre utilizado - a esos diversos segmentos de la izquierda?
No estoy plenamente seguro. Creo que lo que estamos emprendiendo ahora puede ser un paso, estamos haciendo una convocatoria a las entidades y personas que quieren construir una fuerza de izquierda anti-neoliberal que busque alianza con las otras fuerzas de izquierda y no la contraposición, porque mi deseo es hacer una contribución en lo que queda en mi larga actividad polÃtica, es generar precisamente un protagonista de izquierda y no a encabezar batallas dentro de la izquierda, porque para eso no estoy disponible. Creo que es una tarea muy difÃcil, pero por eso es un desafÃo que hay que asumir, porque hay que asumirlo, para quienes pensamos asà es un deber.
Parafraseando a Gramsci, representa un compromiso ético-polÃtico.
Asà es.
El legado de Salvador Allende
Y como vislumbra el legado de Allende en este proyecto. Porque Allende es una figura que para muchas personas es el gran lÃder del siglo pasado, pero para algunos sectores progresistas Allende no es una referencia importanteÂ…
Bueno, a mi no me gusta mucho el término "progresista" porque creo es un chicle que ya ha masticado demasiada gente. Hubo una cumbre progresista en la que estuvo Clinton, Tony Blair, junto con Lula, Cristina Fernández, no sé si estuvo Correa…
En realidad yo me referÃa a aquellos sectores progresistas a ser sumados en una propuesta alternativa, pensando en la idea de Enrico Berlinguer respecto a la construcción de un bloque histórico que impulse los cambios desde una perspectiva socialista y democrática.
Creo que para hacer cambios en Chile se requiere de una izquierda poderosa y capaz de entenderse con otros sectores. No estoy en contra de los acuerdos de la izquierda con el centro o los llamados progresistas, porque tenemos que hacer una polÃtica de mayorÃas. Pero el punto es qué es lo que tiene prioridad hoy dÃa, van los bueyes adelante o va la carreta. Es decir, una opción es construir un movimiento unitario de izquierda y de centro para derrotar a la derecha. Y la otra opción - que no es contradictoria con unir fuerzas - consiste en poner la primera prioridad en construir un protagonista de izquierda, porque no hay un protagonista de izquierda solido. Nosotros sacamos un 6,2% en las elecciones, el Partido Comunista tiene tres diputadosÂ… la izquierda es un actor secundario en Chile. Entonces la pregunta que hay que hacerse es como hacemos para transformarnos en un actor principal. Para ello tenemos que ser una izquierda pactista, capaz de asumir compromisos y alianzas. El punto es desde donde se hacen los acuerdos, si se hace desde casi la insignificancia o se hace desde una fuerza que ha sido capaz de superar sus diferencias, por lo menos coordinarse, plantear una plataforma mÃnima que no signifique olvidar o dejar para las calendas griegas los grandes objetivos que nos hemos planteado.
Volviendo al legado de Allende. En una entrevista, el escritor Jorge Edwards señalaba que en el Chile actual Allende era una estatua.
Mire, yo creo que Allende le darÃa la razón a Edwards, porque en un momento recuerdo haber escuchado a Allende decir: "Yo soy carne de estatua", en el sentido que tenÃa una misión históricaÂ… ahora entiendo que en el sentido que lo dice Edwards, posee una connotación peyorativa. En todo caso Allende es la figura más grande del siglo XX chileno, representa el lÃder del único proyecto que en 500 años de historia ha querido transformar la sociedad y que estuvo a punto de hacerlo. Para mà es un referente que marca toda mi vida polÃtica. Entonces, yo soy un allendista, pero sin calco y sin copiaÂ…
Chile en la actualidad
Tengo la clara impresión de que Chile ha entrado desde hace varios años en un proceso de conservadurismo moral, fuertemente condicionado por las formas que asume la cultura de este nuevo capitalismo al que hace referencia Richard Sennett [2]. O sea, las personas están preocupadas de consumir y consecuentemente de trabajar afanosamente pagar las deudas, con escasa participación, con fragmentación de la vida social, con ciudades segregadas, sin espacios públicos donde las personas convivan activamente, etc. En ese contexto, ¿usted cree que el paÃs podrá retomar un camino delineado por la acción colectiva, la participación y la solidaridad?
Bueno, yo creo que usted apunta a una cuestión básica en todo análisis de diseño polÃtico donde se contemple la dimensión cultural. O sea, Chile siempre fue un paÃs más encerrado sobre sà mismo con relación a otros paÃses como Argentina, que tuvo una polÃtica migratoria abierta y la nuestra fue una polÃtica migratoria más selectiva. Los chilenos a veces no nos damos cuenta de que estamos al final del mundo, somos finalmente un islote raro y largo. Eso se convirtió tempranamente en Estado antes que muchos paÃses de América latina, con el predominio de una burguesÃa y de una iglesia que establecieron a lo largo del siglo XIX un sistema muy autoritario, sin bien con rasgos democráticos formales, que tuvo un periodo de apertura en el estado de compromiso desde 1932 hasta el golpe militar. Entonces Chile ha sido siempre un paÃs culturalmente conservador donde las noticias siempre llegan después y las cosas siempre ocurren después de que han ocurrido en el resto del mundo. Chile acaba de reconocer a Palestina después de Brasil, Argentina, Ecuador y otros paÃses latinoamericanos. Y además la ha reconocido sin los limites de antes de la guerra de los 6 dÃas. Eso es tÃpico de lo que es la cultura conservadora chilena de no arriesgar, es un paÃs que está menos abierto al mundo, a pesar de que hoy dÃa el mundo se ha reducido por la vÃa de las tecnologÃas de la información y las comunicaciones, de la música y de la globalización, para recurrir a un concepto que tiene un fuerte impacto en Chile. Entonces, el tema que plantea usted es una lucha permanente de largo plazo "desde abajo" en un paÃs donde el pensamiento conservador ha ido estableciendo una hegemonÃa muy fuerte. En los últimos 20 años es la derecha la que parece más gramsciana: fundaron universidades, controlan la educación, se han preocupado por controlar todos los medios de comunicación, o sea, es la batalla culturalÂ…
Pero si uno piensa que Chile vivió la experiencia de la Unidad Popular, que es una sÃntesis de todo un proceso histórico que se inicia en 1938 con el Frente Popular y cuya población fue reconocida como poseedora de una vasta cultura polÃtica ¿En qué quedó toda esa herencia, simplemente se extinguió?
La verdad es que la dictadura fue muy brutal y su objetivo fue exterminar, literalmente exterminar lo que habÃa sido la izquierda en Chile, comunistas, socialistas, miristas. Junto con eso, se produjo una yuxtaposición entre un proceso mundial hacia la constitución del mercado como una institución rectora de la sociedad, el libre mercado a ultranza y un régimen polÃtico autoritario. Lo interesante desde el punto de vista analÃtico de Chile es esta mezcla entre la libertad extrema en lo económico y autoritarismo en lo polÃtico. Entonces, el golpe fue muy fuerte, el golpe desarticuló, el golpe extinguió… Aquà hay una generación completa que fue barrida, incluso en términos etarios se aprecia un hoyo, un espacio de las dirigencias polÃticas de la izquierda, particularmente es el caso del Partido Comunista, que estuvo 17 años perseguido para exterminarlo y 20 años excluido del sistema polÃtico. Que no fue el caso del Partido Socialista. Y el MIR es un caso extremo de persecución. En tal sentido, ese gran movimiento social que representó la Unidad Popular en Chile - que junto con la revolución mexicana y la revolución cubana fue uno de los grandes acontecimientos del siglo XX -, la dictadura y las tendencias mundiales lo golpearon muy fuertemente.
La izquierda chilena sufrió cuatro derrotas consecutivas. La primera el golpe de 1973. La segunda el fracaso de la polÃtica del Frente Patriótico Manuel RodrÃguez y la estrategia de insurrección, en 1986 con el atentado fallido y en 1987 con la internación de armas en Carrizal Bajo. Tercero, la caÃda del muro de BerlÃn y el fin de los regÃmenes de partido-estado de Europa del Este a partir de 1989. Y cuarto, la derrota de los socialistas que en 20 años no sólo no pudieron darle un sello más de izquierda a la Concertación, sino que la Concertación les dio a ellos un sello más de derecha.
Aunque también podrÃamos pensar que la última derrota es la parte culminante de un proceso en el cual la izquierda no fue capaz de recuperarse de la represión que sufrió durante 17 años. O sea, es la continuidad o quizás sÃntesis de la derrota ocurrida en los años 70.
Bueno si, la culminación de la derrota socialista es a mi juicio el gobierno Bachelet, porque Lagos era un socialista más social-demócrata y Bachelet era una socialista de la lÃnea marxista-leninista del Partido Socialista, que incluso habÃa sido contraria a la participación en el plebiscito de 1988 y resultó ser un gobierno que "entregó la oreja" rápidamente, más allá de los avances que se produjeron en distintas materias.
Por ejemplo, en materia cultural.
SÃ, pero yo me refiero a los pilares básicos de un modelo económico y polÃtico que no fueron tocados. Por ejemplo, en el gobierno de Lagos se creó el Plan Auge [3] dentro del sistema de salud, que es un gran avance, pero no trató el tema fundamental de la salud privada versus salud pública o de la universalización de los derechos de salud. Tal es asà que hoy dÃa el Auge está siendo objeto de un proceso de privatización por la vÃa de los bonos Auge. Y algo parecido pasó con Bachelet, todo el cambio al sistema previsional que ella planteó, tampoco se pudo realizar y terminó transformándose en una polÃtica asistencial. Ahora, ¿por qué no se pudo realizar? Porque no habÃan las mayorÃas, porque la derecha se opuso sistemáticamente. El problema de la Concertación es que nunca quiso decir eso y la gente no supo. Porque todo se firmaba con un previo acuerdo. Cuando Bachelet asumió se firmó un gran acuerdo por la educación. Pienso en la famosa foto en que están todos cantando la canción nacional con los brazos arriba, la derecha con la Concertación unidas y la presidenta Bachelet al medio.
Eso después de las repetidas manifestaciones de los pingüinos que al final se negaron a firmar el documento elaborado por la comisión [4].
Justamente.
Ahora debemos admitir que Bachelet tuvo - al igual que Lagos - un conjunto de restricciones o constreñimientos estructurales para hacer las reformas. Algo parecido a lo que sucede actualmente con Obama en Estados Unidos.
El punto es que Obama planteó un cambio en salud muy profundo, no pudo llevarlo a cabo totalmente, pero todo el mundo sabe en Estados Unidos que no lo permitieron los republicanos coludidos con las empresas de planos de salud. Aquà no, aquà todo se reviste de consenso. En sus primeros discursos Bachelet habló de llamar a un plebiscito para decidir sobre el Tribunal Constitucional o el sistema electoral. Después nunca más se volvió a tocar el tema. La Concertación optó al final por ni siquiera mandar los proyectos al Congreso. Sabemos que por el sistema binominal en el Congreso no están las mayorÃas suficientes. Entre otras razones, no están por culpa de la propia Concertación, porque ella nunca quiso hacer un pacto electoral con la izquierda para generar las mayorÃas que permitieran, por lo menos, modificar las leyes orgánicas. Nunca lo quiso hacer, hasta que tuvo la necesidad por cálculo electoral de hacerlo en la última elección. Pero la responsabilidad del conglomerado es que durante 20 años no quiso hacer ese pacto para generar mayorÃa. Segundo, cuando los senadores designados ya no le servÃan a la derecha y le correspondÃa a la Concertación designarlos, terminó con la institución de los senadores designados, lo que implico una renuncia explÃcita a tener mayorÃa en el Senado. Y después se hizo la reforma constitucional del 2005 y se la llamó como la "Nueva Constitución".
En todo caso, esos eran compromisos que habÃa asumido la Concertación en función de una polÃtica de Estado.
Es cierto, un gobierno es de todo el paÃs y eso lo entiendo y lo sé, pero yo creo que la actitud de un gobierno debe ser también explicarle a la ciudadanÃa porque las cosas que quiere hacer no las puede hacer. Y para explicárselo tiene que plantear los proyectos y llevarlos a discusión y llevarlos a votación. Pero aquà no, aquà la derecha estableció un sistema de consenso previo a la votación de los proyectos. Usted sabe que la derecha exigÃa negociar antes de votar. Lo sé porque cuando fui Ministro de Trabajo envié un gran proyecto de reforma laboral - el más significativo que se haya enviado - apoyado por todos los partidos de la Concertación, el gobierno, etc. y la derecha exigió negociar antes de votar la idea de legislar, porque si no votaba en contra. Bueno, después yo negocié, negocié con el Senador Tagle - que era un senador designado - elaboramos un proyecto y perdà igual, la "idea" de legislar. Y a todo el mundo le quedó claro que era porque la derecha no querÃa legislar en materia de relaciones laborales. Las peleas hay que darlas.
El problema parece situarse en el hecho de que al final todo queda bajo el tapete y las personas no se enteran de lo que acontece en los salones del gobierno, del congreso o en el comedor de algún polÃtico conspicuo, como sucedÃa con las negociaciones que eran realizadas entre Longueira y Lagos. Incluso los militantes socialistas tampoco se enteran de los acuerdos que realizan sus cúpulas partidarias.
En el último periodo el Partido Socialista se ha transformado en un partido con un peso muy fuerte de los dirigentes y los funcionarios. Y bueno, hoy dÃa vemos los debates internos, vemos lo que pasó con la discusión sobre el reajuste salarial de los funcionarios públicos, las divisiones ante el próximo congresoÂ… yo creo que es un proceso de rehabilitación difÃcil.
Las propuestas de la campaña
Cuando releo las propuestas que usted efectuó durante su campaña, me parece que los temas planteados son bastante amplios y necesarios para el paÃs, como la convocatoria a una asamblea constituyente o la nacionalización de las riquezas mineras o inclusive cobrar a las empresas mineras un royalty ajustado a sus lucrosÂ…
Efectivamente, mi discurso en la campaña fue de sentido común, o sea, lo que decÃa era: si uno convive con su familia, con su mujer, con sus hermanos, con sus hijos, no es lógico que haya un acuerdo familiar en torno a cómo quiere que las cosas funcionen. Es lo mismo con el paÃs, tenemos que discutir en torno a cómo queremos una Constitución democrática. Una vez en al inicio de la campaña en una entrevista en la radio me señalaron que era complicado plantear eso de la Asamblea constituyente - las encuestas me daban el 1% en ese momento - y yo le dije al entrevistador, bueno de que se preocupa tanto si somos un 1% vamos a tener el 1% de los constituyentes. Eso en relación a la constituyente.
Ahora con relación a las mineras, acabo de leer hoy en la mañana una información de un experto que dice que el cobre va a llegar dentro de 12 meses a US$ 5 la libra. ¿Usted se da cuenta las ganancias, usted se da cuenta lo que se van a llevar?
Se va a incrementar aún más la fortuna de la familia Luksic.
Bueno, tenemos 3 o 4 familias y grupos económicos entre los 500 más ricos del mundo, según datos de la revista Forbes. Es decir, casi el 1% de los más ricos del mundo son chilenos, mientras nuestra población de 16 millones es 0, 00... Lo que demuestra que el poder económico en Chile es extremadamente concentrado, es un paÃs del 10%, aunque lo que realmente importa es el 1% y hay un 9% que está colgado. A esa población hay que darle crédito para que se endeude y para que consuma y después aplicarle los intereses. Alguien me dijo que en la constitución de Brasil los intereses sobre intereses están prohibidos.
Si, es una práctica prohibida en la legislación brasileña.
Pero aquà en Chile se aplican intereses sobre los intereses, eso se llama el anatocismo en derecho. Y que intereses! Es una tasa altÃsima de interés para un paÃs que tiene solamente un 3% de inflación.
Sobre la democracia y el socialismo
En su libro La fuerza democrática de la idea socialista publicado en 1983, se plantea una relación virtuosa entre socialismo y democracia que expone en forma anticipatoria ese debate en el medio latinoamericano y chileno. Dada la actualidad del tema ¿Ha pensado republicar este libro?
No, aunque quizás sea el libro más importante que he escrito hasta ahora, porque es el libro de la renovación. Pero ya han pasado 28 años, y la mayor parte de las cosas publicadas en ese entonces hoy tienen distintos matices. Hay un capÃtulo sobre Eugenio González que estaba pensando el otro dÃa retomarlo y escribir un artÃculo sobre la actualidad de este gran teórico, porque allà está aquello que yo llamo la "estrategia de coincidencia y desafÃo" entre los socialistas con los comunistas y la democracia cristiana, donde los socialistas hacen una especie de articulador o pegamento de este bloque. Y lo que ocurre después es que los socialistas y los demócrata-cristianos se niegan a hacerlo con los comunistas. Eso es paradójico, ya que los socialistas nunca estuvieron por excluir al Partido Comunista y al final aceptaron, digo aceptamos, excluirlos. Porque la Democracia Cristiana imponÃa ese veto. Entonces, es lo que he dicho posteriormente a la publicación de ese libro, en Chile no hubo un "compromiso histórico", en Chile lo que hubo fue un centro-sinistra a la Craxi, que es el acuerdo italiano entre demócrata-cristianos y socialistas, sin los comunistas. Que justamente nunca fue la perspectiva de Allende, pues todo el esfuerzo y la acción polÃtica de Allende se concentraba en reunir a la izquierda en primer lugar.
Finalmente, ¿Cuál es su agenda para construir esta nueva fuerza de izquierda y darle un mayor protagonismo?
Estamos con un grupo de personas convocando para fines de este mes a una reunión con los que quieran participar en la creación de una nueva fuerza que le dé prioridad a su propio proyecto, que busque entenderse con las otras fuerzas de izquierda y que se constituya en un actor protagónico. En eso está participando la izquierda cristiana, los socialistas allendistas, el grupo por "más izquierda", etc. Y estamos tratando de armar un referente heterogéneo, diverso, basado en siete, ocho o nueve puntos de acuerdo fundamental que traten de contribuir para agrupar a la izquierda. Ahora no estamos cerrados al Partido Socialista ni a sectores del Partido por la Democracia, ni a sectores del Partido Radical, ni siquiera a sectores la propia Democracia Cristiana. Y por supuesto nuestro primer aliado natural debiera ser el Partido Comunista, porque a pesar de la diferencia de matices que tengo con el PC, fui candidato con el apoyo del Partido Comunista y en la campaña percibà que el cariño, el afecto y la admiración que les tengo es mucho mayor hoy dÃa, porque conocà directamente a sus bases. Asà es que nada más lejos de mi ánimo que entablar una disputa con el PC. Existe una diferencia fraternal, que no me voy a abstener de darla por más cariño que les tenga y que es parte del debate polÃtico.
Creo que estamos en un momento que para construir una fuerza de izquierda moderna, futurista, orgullosa de su pasado pero con la mirada puesta adelante y para reconstituir esta izquierda lo primero que hay que hacer es des-demonizarla y asumir lo que uno es. Nosotros estamos abocados a reunir a personas, entidades que se identifiquen con un pensamiento de transformaciones sociales profundas y, en términos de segmento, nuestra primera prioridad es el 50% de los chilenos que no participan: blancos, nulos, abstenciones, no inscritos, chilenos que viven en el extranjero y los jóvenes. Entre los jóvenes tenemos a una gran masa que repudia al sistema, que repudia la polÃtica y que repudia a los polÃticos en general. Ahà es donde la palabra "re-encantar" juega su rol. Por eso que el reencantamiento tienen que hacerlo otros jóvenes y aquà lo que tenemos que hacer las generaciones con más años es pasar el bastón de la posta, aquà hay que levantar cinco o seis figuras que estén entre los 35 y los 40 años. Lo que personas con más experiencia podemos hacer es contribuir siempre. Por mi vocación polÃtica que está viva, no me voy a ir para la casa, voy a seguir trabajando, aunque hoy dÃa sea minorÃa dentro de la minorÃaÂ…
----------
Notas
[1] Se puede consultar la serie de entrevistas y artÃculos que fueron compilados en la publicación Un horizonte para la izquierda, Santiago, Imprenta Caburga, octubre de 2010.
[2] Ver Richard Sennett, La cultura del nuevo capitalismo, Barcelona, Anagrama, 2007.
[3] Plan de Acceso Universal con GarantÃas ExplÃcitas en Salud (AUGE) es un sistema que beneficia al conjunto de los ciudadanos en 40 tipos de patologÃas en sus diversas etapas, como cáncer, cardiopatÃas, diabetes, neumonÃa, SIDA o esquizofrenia.
[4] Nos referimos al informe elaborado por el "Consejo Asesor presidencial para mejorar la calidad de la educación", el cual estaba integrado por 74 miembros de los cuales solamente 12 eran representantes de los estudiantes.