En ocasi贸n del IX Seminario de Di谩logo filos贸fico Norte-Sur, con la presencia entre otros de mis colegas Karl-Otto Apel, Franz Hinkelammert, Georges Labica y tantos otros amigos, desear铆a presentar a la discusi贸n algunas tesis que se me imponen ante la gravedad de la situaci贸n mundial, que nos interpela como fil贸sofos, y en especial en el nivel de la 茅tica y filosof铆a pol铆tica.
搂 1. Algo de geopol铆tica despu茅s del 1989
Desde el "Derrumbe de la Uni贸n Sovi茅tica" la humanidad, como un todo, vive una experiencia geopol铆tica de la que los fil贸sofos parecieran no haber comprendido su importancia estrat茅gica, te贸rica, 茅tica. Por primera vez en la Historia Mundial sensu strictu, y a煤n m谩s, por primera vez desde que la especie homo adopt贸 la forma erecta hace millones de a帽os, el Globo terr谩queo, nuestro peque帽o planeta Tierra, se encuentra bajo el poder militar de una sola potencia. Su hegemon铆a no es cultural ni pol铆tica, y a煤n en la econom铆a su poder va proporcionalmente en declive, pero militarmente, desde 1989, tiene una indiscutida primac铆a, que se ha manifestado en tres guerras situadas en el Tercer Mundo -ya que Europa Oriental se ha "tercermundizado". Estados Unidos tiene, despu茅s de esa fecha, clara intenci贸n de constituir al mundo cuasi-perif茅rico socialista de la antigua Uni贸n Sovi茅tica en su propia periferia capitalista.
La guerra de Afganist谩n (y su secuela en Israel contra inocentes palestinos) que contemplamos at贸nitos y apesadumbrados diariamente, el intelectual militarista Samuel Huntington pudiera hacernos creer que se trata de El choque de civilizaciones, como de una Reconfiguraci贸n del orden mundial [1]; siendo en realidad algo m谩s simple y claro, pero cuyo sentido se encuentra encubierto por una mara帽a de argumentos y declaraciones puramente aparentes. Henry Kissinger ense帽贸 que la geopol铆tica no se inspira en "buenas intenciones", sino en la defensa de los "propios intereses". Se nos inculca a diestra y siniestra que se trata de una "cruzada contra el terrorismo", como si los servicios de inteligencia del imperio no fueran la maestra del terrorismo en Africa (contra Angola y Mozambique, por ejemplo); en Am茅rica Latina, incentivado desde 1954 (desde el golpe de estado contra Jacobo Arbenz), pasando por la invasi贸n de Bah铆a de los Cochinos en Cuba, por los "Contras" (terroristas contra el gobierno sandinista democr谩tico de Nicaragua, que destituyeron al tirano Somoza educado en las escuelas militares del Norte), y en la actual "Guerra de Colombia"; en el Medio Oriente (desde la ca铆da de Nasser en 1954); en Asia (desde el golpe contra Sukarno en el mismo a帽o), hasta el presente. Como si los terroristas hoy perseguidos en Afganist谩n no fueran los disciplinados "aprendices de mago" de esa misma escuela (es decir, disc铆pulos que pasan de esos "servicios de inteligencia" de un bando a otro, como Noriega en Panam谩 o como los grupos armados de los fundamentalistas islamistas contra la antigua URSS en Afganist谩n, para despu茅s ser perseguidos, encarcelarlos o destruirlos como terroristas cuando ya nos sirven a "nuestros intereses"). "Terrorista" es, seg煤n la definici贸n hoy vigente, el que atenta contra "nuestros intereses". Los terroristas de hoy se "equivocan" entonces, porque no saben que "nuestros intereses" han cambiado, y permanecen tercamente sosteniendo "nuestras ense帽anzas" contra nuestros "enemigos" de ayer, o, a煤n peor, cuando pretenden descubrir ellos mismos a sus nuevos "enemigos" (sus maestros de terrorismo de ayer).
En las 煤ltimas tres guerras ha habido una escalada. El imperio, durante la Guerra Fr铆a - as铆 llamada por los productores de armas, no por los pueblos de Vietnam, Mozambique, Nicaragua o Afganist谩n, que debieron usarlas contra sus hermanos -, fue el baluarte del derecho internacional desde la ONU y otros organismos, para oponerse a la URSS. Desde 1989 ya no es m谩s necesario esa pol铆tica. Peter Spiro muestra como Estados Unidos se retira de hecho de todos los organismos internacionales y a煤n se opone a ellos (no pagaba las cuotas a la ONU, no apoya un Tribunal penal internacional [ICC], no firma el protocolo de Kyoto, no deja redefinir los fines del Banco Mundial y del IMF, se opone contra una efectiva fuerza internacional de Paz de la ONU, no aprueba la Ley de la Convenci贸n del Mar, ni la Convenci贸n de Diversidad Biol贸gica, etc.) [2]. El mismo millonario filantr贸pico George Soros sugiere la necesidad constituir instituciones internacionales para implantar una paz duradera y evitar la futura gran crisis global financiera que anuncia, pero que encuentra a las elites del poder en Estados Unidos hoy como el enemigo principal de tales medidas e instituciones pol铆ticas globales [3]. Soros llama a la doctrina de los grupos norteamericanos aislacionistas el nuevo "fundamentalismo de mercado" (market fundamentalism), al que pertenece el equipo de G.W.Bush [4]. Propone, en oposici贸n a la pol铆tica actual exterior norteamericana, una "Alianza de los Estados democr谩ticos" de toda la tierra. Debo reconocer que parad贸jicamente la obra de Soros es mucho m谩s interesante, progresista y realista que la visi贸n postmoderna de Hardt-Negri [5].
En efecto, si consideramos aunque sea superficialmente los 煤ltimos tres conflictos armados, podemos ver que hay un creciente "aislacionismo", o un aumento de autonom铆a en el obrar del pa铆s del Norte. En la Guerra del Golfo se obr贸 con el apoyo de la ONU, de la OTAN, de los pa铆ses 谩rabes y de muchos del Tercer Mundo. En la Guerra de Kosovo, s贸lo se cont贸 con la OTAN. En la Guerra de Afganist谩n se decidi贸 y se oper贸 solo. No hubo necesidad de ninguna colaboraci贸n efectiva de nadie fuera del ej茅rcito norteamericano (la intervenci贸n de Blair, con los soldados ingleses o de los alemanes, etc., fue puramente simb贸lica). Puede entonces confirmarse una vez m谩s las hip贸tesis de la pol铆tica de los "new sovereigntists" de Spiro y del "fundamentalismo de mercado" de Soros.
Pero, al final y estrat茅gicamente, 驴qu茅 se ha intentado en estas tres guerras? Siempre un mismo objetivo: la expansi贸n global de la presencia militar - como garant铆a de la expansi贸n del mercado global con especial referencia a la fuente principal de energ铆a: el petr贸leo -. La Guerra del Golfo permiti贸 a Estados Unidos imponer su presencia en Arabia Saudita (la "Tierra Santa" del Islam) y en Kuwait (en el centro del Medio Oriente petrolero). La Guerra de Kosovo, no dirigida por petroleros, situ贸 en lugar secundario a la Rusia post-URSS (que ya no pudo ayudar a su aliado eslavo, serbio y ortodoxo) y movi贸 a su voluntad a Europa con la OTAN. En la Guerra de Afganist谩n, la potencia hegem贸nica ha instalado bases militares en el Norte de Afganist谩n; y sea cual sea el nuevo gobierno y su orientaci贸n le deber谩 al Pent谩gono el haber destruido al Talib谩n; es decir, le ser谩 dependiente y le permitir谩 pasar el gas y el petr贸leo de sus vecinos por su territorio, adem谩s de otros servicios eventuales en el futuro. Adem谩s instala bases militares en las antiguas rep煤blicas sovi茅ticas isl谩micas del Sur, y se encuentra ahora como "vecino" de China, Rusia e India, los tres poderes asi谩ticos por excelencia.
Esta geopol铆tica militar manifiesta no s贸lo una "Voluntad de Poder" omn铆moda y que no acepta compartir la hegemon铆a con nadie (menos a煤n con una Europa alej谩ndose geopol铆ticamente del equipo de George W.Bush), sino tambi茅n, y principalmente para el fil贸sofo, manifiesta una racionalidad pol铆tica que puede ser analizada 茅ticamente, y que determina el horizonte interpretativo de la Filosof铆a Pol铆tica al comienzo del siglo XXI - filosof铆a que tenga alguna pretensi贸n de pensar "lo real" y no meras piezas arqueol贸gicas -.
搂 2. "Estado de guerra" y la "raz贸n tautol贸gica" del imperio
El mundo anglosaj贸n, que inicia su hegemon铆a con el Imperio ingl茅s, como es sabido, nace ante todo gracias a la pirater铆a. Francis Drake y muchos otros, entre 1585 a 1603, cuentan hasta con 183 barcos que realizan 74 ataques mayores. La explotaci贸n del az煤car en Barbados da la oportunidad para comenzar la trata de esclavos - con 50 individuos - [6]. John Selden, en su obra Mare Clausum (editado en 1653) justifica el comercio con un mundo colonial. Jeremy Taylor, con su Ductor Dubitandium (publicado en Londres en 1660) demuestra que es de derecho natural y fundado en el Antiguo Testamento el ocupar las nuevas tierras descubiertas, y "therefore to save my own life, I can kill another or twenty, or a hundred, or take from his hands to please myself" [7]. John Vaughan o Thomas Hobbes opinar谩n de la misma manera.
Despu茅s de la Glorious Revolution, la visi贸n tradicional del pensamiento liberal queda expresada en la posici贸n, el primero entre sus pares [8], de un John Locke (1632-1704) [9]. Lo tratamos aqu铆 porque constituye un cap铆tulo abierto y que no se cerrar谩, de una u otra manera, hasta el presente, porque a煤n en nuestro tiempo se siguen esgrimiendo argumentos filos贸ficos pol铆ticos dentro de la "l贸gica" que expone sobre el tema Locke, en especial en el 谩mbito de la pol铆tica global y en los foros internacionales [10]. Se trata de una aplicaci贸n particular de la "l贸gica de la totalidad" [11], pero con una coherencia tautol贸gica ejemplar, que permite justificar, dentro del esp铆ritu de la revoluci贸n inglesa del 1688, la trata de esclavos (y la esclavitud como instituci贸n), business en el que Locke privadamente ten铆a invertido alguno de sus haberes, pero tambi茅n el mundo colonial, a partir de los mismos argumentos. En el segundo de los Two Treatises on Civil Government, publicado en 1690, se ocupa frecuentemente de estos temas. Opuesto a la Iglesia anglicana y al absolutismo mon谩rquico del partido tory, expres贸 de manera secularizada y agresiva la nueva posici贸n burguesa de los whigs. La trata de esclavos era un comercio en auge, lo mismo que el establecimiento de colonias en Am茅rica, donde Inglaterra compet铆a con Portugal y Espa帽a, e igualmente con Holanda.
Todo se inicia con una declaraci贸n universal sobre la igualdad:
[El estado natural] es tambi茅n un estado de igualdad [...] en el que nadie tiene m谩s que otro [...]; nacidos para participar sin distinci贸n de todas las ventajas de la naturaleza [...]; siendo tambi茅n iguales entre ellos, sin subordinaci贸n ni sometimiento [12].
Ante tal declaraci贸n ser铆a de esperar la imposibilidad de la esclavitud y de un mundo colonial. Pero no es as铆. 驴C贸mo se las arregla Locke para poder justificar la esclavitud y un mundo colonial? Su argumentaci贸n parte de la exigencia de la conservaci贸n de la vida propia y de los dem谩s en el "estado de naturaleza" [13], de donde se deduce que no puede negarse el derecho de castigar a los que no cumplen con la ley natural, y por ello "tiene cualquiera el derecho de castigar a los transgresores de esa ley [... Este] defiende de ese modo a los inocentes poniendo un obst谩culo a los culpables" [14]. El trasgresor, por el hecho de no cumplir con la ley, "viene a manifestar que con 茅l no rige la ley de la raz贸n y la equidad com煤n [...] Al hacerlo se convierte en un peligro para el g茅nero humano" [15].
La pregunta obvia ser铆a: 驴Qui茅n y c贸mo puede determinar el crimen del culpable? 驴C贸mo se puede elegir al juez que pueda "defender a la especie humana en general" [16]? La respuesta de Locke, suponiendo que estamos en el "estado de naturaleza", pareciera simple y evidente: "cualquier hombre tiene el derecho de castigar al culpable" [17]. El culpable, por haberse opuesto a la ley natural, queda desprovisto de derechos, ya que "no rige con 茅l la raz贸n" [18]. Pero para poder atacar al culpable es necesario pasar del mero "estado de naturaleza" al "estado de guerra", que para Hobbes se daban simult谩neamente. Para Locke, por el contrario, el estado de naturaleza no es el estado de guerra. Se entra en el "estado de guerra" cuando hay alguien que se opone a la ley natural o nos odia sin motivo justo:
Se puede destruir a un hombre [...] que ha manifestado odio contra nosotros [19], por la misma raz贸n que podemos matar a un lobo o a un le贸n. Esa clase de hombres no se someten a los lazos de la ley com煤n de la raz贸n; por ello pueden ser tratados como fieras [20]. Quien trata de esclavizarme se coloca a s铆 mismo en estado de guerra conmigo [...] La libertad es la base de todo [21].
En el "estado de guerra" no impera ya el "estado de naturaleza", pero tampoco el "estado civil" o pol铆tico. Es justamente para superar el estado de naturaleza y evitar el estado de guerra, es decir, para poder tener un juez con derecho, con legitimidad, que nace la "sociedad civil" o pol铆tica (el "estado civil"). Pero un juez civil o pol铆tico tiene s贸lo autoridad intra-estatal. Las relaciones entre Estados, entre naciones, en cambio, pasan a un "estado de guerra", porque les "falta un juez com煤n con autoridad" [22], y en ese caso "soy yo el 煤nico juez dentro de mi propia conciencia" [23]. Como la esclavitud y las relaciones coloniales se establecen en una referencia externa a los Estados o las naciones (p.e. de Inglaterra con las comunidades africanas o americanas) no hay autoridad supranacional pol铆tica para dilucidar el conflicto, sino que s贸lo impera el estado de guerra, cuando una naci贸n ofende a otra naci贸n o cuando se ve exigida a lanzar una "guerra justa". El "estado de guerra" es sin embargo un "estado de excepci贸n", 脿 la Carl Schmitt, en la que el Otro, la dignidad de la Alteridad es aniquilada. Esta negaci贸n de todo derecho del Otro, que, como veremos queda nuevamente reafirmada en el concepto de "poder desp贸tico", es lo que Locke deb铆a probar, pero darlo como un supuesto, torna tautol贸gico todo su argumento.
Levinas comprendi贸 muy bien este argumento tautol贸gico, totalitario, fundamento mismo de la Modernidad (y de la concepci贸n de los derechos humanos ad extra entre los liberales de Estados Unidos - no hablemos de los conservadores fundamentalistas -, desde el tiempo de la Constituci贸n hasta la "guerra de Afganist谩n" [24]) cuando escribe en el Prefacio de Totalidad e Infinito:
El estado de guerra [25] suspende la moral; despoja a las instituciones y a las obligaciones eternas de su eternidad y, desde entonces, anula en lo provisorio los imperativos incondicionales [...] La guerra no se sit煤a solamente como la mayor entre las interpelaciones de la moral. Ella la torna rid铆cula. El arte de prever y de ganar por todos los medios la guerra [...] se impone desde entonces como el ejercicio mismo de la raz贸n [26].
En la 茅tica levinasiana - y en la Etica de la Liberaci贸n - el Otro nunca puede perder sus derechos, su dignidad, y jam谩s podr谩 ser objeto de un "poder desp贸tico", tal como Locke pretende. Es decir, si una comunidad juzga, ya que "cualquiera" tiene este derecho natural ante Dios -seg煤n Locke-, que el africano, el indio o el mexicano ha negado la ley natural, o se ha levantado en armas injustamente, o simplemente "me odia", a partir de tal "juicio" pierde de inmediato dicho extra帽o todo derecho, y queda determinado como enemigo (el inimicus y no el hostis de Schmitt) al que se le puede declarar una "guerra justa". Si es vencido -y ahora todo depende de la tecnolog铆a militar, puro efecto de la "raz贸n instrumental"- ser谩 definido "justamente" como esclavo o como s煤bdito colonial. Analicemos paso a paso el proceso argumentativo en el cap铆tulo IV "De la esclavitud" y en el cap铆tulo XVI "De la conquista", entre otros par谩grafos referidos a los temas.
Locke sabe que Inglaterra comienza sus riquezas gracias a los piratas. Por ello comienza por desautorizarlos, partiendo de una premisa mayor o principio universal, cuando afirma:
Quienes no creen que los ladrones y los piratas poseen dominio legal sobre aquellos a quienes han logrado vencer por la fuerza [...] no otorgar谩n jam谩s derecho sobre los vencidos en una guerra injusta de esa clase [27].
Hecha esta declaraci贸n para todos aceptable, pasa a exponer la posibilidad de una "guerra justa". Veamos primero el caso de la esclavitud. Contin煤a su argumento enunciando otro principio universal, que intentar谩 acotar para poder justificar la esclavitud. Su estrategia argumentativa es entonces enunciar positivamente lo que intenta negar como excepci贸n:
El hombre, que no tiene poder sobre su propia vida, no puede hacerse esclavo de otro por contrato o por su propio consentimiento [...] Quien no dispone del poder de acabar con su propia vida no puede dar a otra persona poder para hacerlo [28].
Pero de inmediato se introduce una excepci贸n a la regla, partiendo del cautivo de una "guerra justa":
Sin duda alguna que quien ha perdido, por su propia culpa [29] y mediante alg煤n acto merecedor de la pena de muerte [30], el derecho a su propia vida [31], puede encontrarse con que aquel que puede disponer de esa vida [32] retrase, por alg煤n tiempo, el quit谩rsela cuando ya lo tiene en poder suyo [33], sirvi茅ndose de 茅l para su propia conveniencia, y con ello no le causa prejuicio alguno. Si alguna vez cree que las penalidades de su esclavitud pesan m谩s que el valor de su vida, puede atraer sobre s铆 la muerte que desea [34] con solo que se niegue a obedecer las voluntades de su se帽or [35].
Y concluye:
Tal es la aut茅ntica condici贸n de la esclavitud; 茅sta no es sino la prolongaci贸n de un estado de guerra entre un vencedor y un cautivo [36].
De la misma manera se argumenta la posibilidad de un mundo colonial o contra el ind铆gena americano. Primero la afirmaci贸n general para generar "buena conciencia": "Dios ha dado el mundo a los hombres en com煤n" [37]. Y ahora la excepci贸n:
Pueden, a pesar de todo, encontrarse a煤n grandes extensiones de tierras cuyos habitantes no se unieron al resto del g茅nero humano [l茅ase: el liberal burgu茅s ingl茅s] en el acuerdo para el empleo del dinero com煤n y que permanecen incultas [38]. All铆 donde existen m谩s tierras que las pose铆das por sus habitantes y que estos son capaces de cultivar [39], all铆 puede cualquiera aprovecharse de las no cultivadas [40].
El ocupar esas tierras, entonces, no es usurpar el derecho de nadie, ya que estaban "vac铆as", incultivadas, mal empleadas. Por supuesto que el criterio de la buena ocupaci贸n y empleo de las tierras es el de Locke (occidental, capitalista mercantil, colonialista, racistas, machista, etc.).
Pero cuando no hay juez humano (porque se trata de la relaci贸n entre Estados, y no habiendo un Estado internacional), "quien apela al Cielo deber谩 estar seguro de que tiene el derecho de su parte" [41], siendo sin embargo e inevitablemente 茅l mismo su 煤ltimo juez emp铆rico:
Pero suponiendo que la victoria favorezca al bando que tiene de su parte el derecho, pasemos a estudiar la situaci贸n del que triunfa en una guerra justa, y veamos el poder que le da la victoria, y contra qui茅n se lo da [...] En mi entender, se trata de un poder totalmente desp贸tico [42]. El conquistador detenta un poder absoluto sobre la vida de quienes, por haber hecho una guerra injusta, han perdido su derecho a la vida [43].
Y como al conquistador se le deber谩 "indemnizar de los da帽os que ha sufrido en la guerra" [44], podr谩 apropiarse de los bienes de los conquistados "como gastos de guerra".
Si repasamos el argumento, podemos comprender que se ha dado una conclusi贸n tautol贸gica, que adem谩s se inmuniza de toda cr铆tica. El propio actor define qui茅n es el enemigo y da la raz贸n de la "justicia" de su guerra contra el dicho enemigo. De hecho se ha ejercido el poder del m谩s fuerte, del mejor equipado t茅cnicamente en el arte y la estrategia militar. En realidad, la Modernidad se impuso siempre sobre los amerindios y los africanos (desde el siglo XVI) simplemente y en 煤ltima instancia por la violencia de las armas. Pero esto no puede aceptarse en la "civilizaci贸n" como una raz贸n suficiente. A esta acci贸n ileg铆tima hay que darle una "apariencia" moral. Locke intenta entonces encontrar esas "razones" dentro de la tradici贸n.
En efecto, se inspira en Arist贸teles cuando distingue entre un "poder desp贸tico" (despote铆a) y un "poder pol铆tico" [45]. Aplica as铆 la conocida distinci贸n, entre el poder en el "estado de naturaleza" o en el "estado pol铆tico", del ejercicio del poder en el "estado de guerra", e invierte los hechos (ya que los africanos o los ind铆genas americanos son los atacados injustamente y se los describe como agresores). Repitamos su argumento:
Poder desp贸tico es el absoluto y arbitrario [poder] que permite a un hombre atentar contra la vida de otro cuando as铆 le agrade [46] [...] El agresor se ha salido de la ley de la raz贸n que Dios [47] estableci贸 como regla para las relaciones entre los hombres y de los recursos pac铆ficos que esa regla ense帽a [48], recurriendo a la fuerza para imponer sus pretensiones injustas y carentes de derecho [...] Por esa raz贸n, los prisioneros capturados en una guerra justa y leg铆tima, y solamente ellos se encuentran sometidos a un poder desp贸tico [...] que es en el fondo una prolongaci贸n del estado de guerra [49]. El poder que un conquistador adquiere sobre aquellos a quienes vence en una guerra justa es totalmente desp贸tico [50].
Para Locke, como en el caso de las relaciones entre Estados, no se retorna simplemente al "estado de naturaleza" (como para Hobbes o posteriormente para Hegel), sino que se accede a un "estado de guerra" permanente. Y, como hemos citado ya en Levinas: "el estado de guerra suspende la moral". La esclavitud y el colonialismo son hechos injustificables para la moral, pero se puede probar su legitimidad dentro de otra l贸gica, la del "estado de guerra", "l贸gica totalitaria" de la Modernidad cuyo silogismo autorreferente (y que se inmuniza de toda discusi贸n) resumido es aproximadamente el siguiente:
1. En el estado de naturaleza todos son iguales y libres.
2. Si alguien deja de cumplir la ley natural se transforma en un "fuera de la ley", en el "enemigo" que puede ser muerto como las fieras salvajes, por ser peligroso para la comunidad. No se le atribuye ya igualdad y libertad. Se act煤a entonces en el horizonte del estado de guerra.
3. El juez con autoridad s贸lo existe en el estado civil o pol铆tico. En la relaci贸n entre los Estados, y m谩s con respecto al mundo colonial objeto de conquista, no hay autoridad suprema (porque no hay un Estado mundial). Nos encontramos igualmente en un estado de guerra.
4. Cuando un Estado cualquiera juzga que otro lo haya agredido, o lo haya tratado con injusticia, o simplemente lo odia, juzga a dicho Estado o naci贸n como el agresor y por ello lo define como el enemigo fuera de la ley y del derecho, contra el que puede declarase una guerra justa. S贸lo Dios puede juzgar la falsedad de este juicio pr谩ctico.
5. El vencedor (evidentemente el m谩s fuerte, el mejor armado) puede entonces esclavizar al vencido, constituirlo como esclavo o como colonia conquistada, porque estando fuera de la ley y del derecho se tiene sobre 茅l poder desp贸tico, como poder justo y leg铆timo. Adem谩s, los bienes de los vencidos resarcen las p茅rdidas de la guerra justa.
Como puede observarse esta argumentaci贸n produce una completa inversi贸n de lo que acontece en la realidad, y, adem谩s, es puramente tautol贸gica, autorreferente en su sentido 茅tico y pol铆tico. Primero, porque al inocente campesino africano, ind铆gena americano o comunidad colonial se lo ha definido como un violento agresor (inversi贸n de los hechos emp铆ricos). Segundo, porque el "juez" (en el momento 4. de la argumentaci贸n), aunque no tiene autoridad o poder pol铆tico por no estar en condiciones de ser miembros de un inexistente Estado mundial, se encuentra en un inevitable estado de guerra. Si en este "estado" resulta vencedor, y teniendo a solo Dios por juez, posee sobre los vencidos leg铆timamente poder desp贸tico. Con estas razones todo Estado puede juzgar a cualquier otro como "fuera de la ley", simplemente por no cumplir con su interpretaci贸n "cultural" o etnoc茅ntrica de la ley natural o de lo que Dios [el nuestro] estableci贸 como regla. Se trata de una tautolog铆a autorreferente radical, sin ning煤n criterio objetivo o en relaci贸n con una emp铆rica intersubjetiva suficiente. Es lo puramente subjetivo, arbitrario, intra-cultural, dogm谩tico, totalitario. Este argumento, sin embargo, expresa la racionalidad misma de la "Raz贸n moderna" esclavista y colonial. Este tipo de argumento fundament贸 (aparentemente) el comportamiento de las metr贸polis europeas hacia el mundo colonial y hacia la esclavitud en la Modernidad hasta el presente. Se trata de una exclusi贸n radical de la dignidad de la Alteridad, del derecho de la Identidad propia del africano esclavizado, del ind铆gena americano, del mundo colonial, contra toda raz贸n universal, no meramente etnoc茅ntrica, euroc茅ntrica.
Sin embargo, cuando leemos en los diarios y escuchamos en la televisi贸n que el Secretario de Estado (el general Colin Powell) anuncia se deber谩 continuar la guerra contra los "terroristas" aunque fuera solos - ante la negativa europea, rusa o china por seguir la guerra contra Irak o Ir谩n (habiendo sin embargo ya comenzado la de "Guerra de Colombia"), se repite una vez m谩s el argumento de Locke: en el "estado de guerra" el Estado hegem贸nico se afirma como juez para decidir quien es su enemigo (en este caso los "terroristas" [51]), y en referencia 煤ltima tomo como testigo de su propio juicio a Dios mismo [52].
搂 3. La "doble moral" o el cinismo pol铆tico: Democracia ad intra y despotismo ad extra
Las potencias metropolitanas durante toda la Modernidad, y hasta el presente ante el mundo postcolonial, han ejercido una "doble moral". Hacia adentro (ad intra) han propuesto un "Principio democr谩tico" como participaci贸n sim茅trica de los afectados en la creaci贸n de instituciones que organicen la procedimentalidad leg铆tima, pero excluyendo de dicha participaci贸n a los esclavos, a los indios, a los pueblos coloniales durante la 茅poca colonialista, y muchos otros. Posteriormente nunca los pueblos postcoloniales pudieron acceder a una soberan铆a popular real, sino que siguieron ejerci茅ndose sobre ellos presiones, opresiones o exclusiones pol铆ticas, econ贸micas, culturales, religiosas, militares.
El gran pa铆s del Norte, bajo el gobierno del grupo de George W. Bush, es hoy la 煤ltima expresi贸n de ese "estado de guerra" permanente como horizonte argumentativo para negar a todos los dem谩s pueblos o Estados un derecho de igualdad internacional. Este grupo del Estado hegem贸nico niega la existencia de todo un orden internacional supra-estatal que pudiera limitar su hegemon铆a militar omnipresente (por sus naves que navegan en todos los oc茅anos), omnipotente (por el poder destructor de su aviaci贸n), omnisciente (por sus sat茅lites esp铆as y sus servicios de inteligencia).
Inesperadamente, mi argumentaci贸n filos贸fica ante la Etica del Discurso de hace algunos a帽os se torna ahora m谩s clara que nunca [53]. La "raz贸n c铆nica", dije en otro trabajo, es la raz贸n del que tiene el Poder y no est谩 decidido a compartirlo. Por ello no acepta argumentos, ni entra en debates ni discusiones que puedan poner en cuesti贸n su Poder. Por el contrario, intenta desarrollar un argumento que lo inmuniza de entrar en toda argumentaci贸n ajena a la propia. Este argumento tautol贸gico, etnoc茅ntrico intenta fundamentar su ("aparente") pretensi贸n democr谩tica (ad intra), y ocultar su pol铆tica desp贸tica (ad extra). El tipo de argumento de John Locke enunciado m谩s arriba permite adecuadamente aportar esa "apariencia" de fundamentaci贸n racional, no siendo sino una pseudo-argumentaci贸n tautol贸gica, autoinmunizante, que permite no "entrar" en ninguna discusi贸n racional con otros Estados o pueblos. Cuando alguno de ellos opina lo contrario, el Estado hegem贸nico puede declararlo su enemigo, "terrorista", ya que se ha puesto por propia culpa fuera de la ley y de las razones dadas por Dios (evidentemente de las leyes y del Dios propios). Declarados apriori sin derechos humanos (como los prisioneros afganos en Guant谩namo [54]), toda guerra contra ellos (sea la de Irak, en Kosovo o Afganist谩n) es "guerra justa". El argumento es tautol贸gico, y digo tautol贸gico porque el agente de la acci贸n es el 煤nico juez que emite la raz贸n que se propone para fundamentar su propia acci贸n: el c铆rculo se cierra en la pura identidad de la subjetividad autista, esquizoide, dogm谩tica, fundamentalista, totalitaria. El imperio define lo que es un terrorista, y declara deductiva y hermen茅uticamente a partir de su definici贸n quienes son en concreto terroristas (sin ning煤n otro juez humano que pueda invalidar su decisi贸n; falta todo criterio intersubjetivo, objetivo, exterior, internacional, que de alg煤n viso de justicia y equidad a su decisi贸n). Este juicio tautol贸gico autoriza "leg铆timamente" (para el propio juez y el heroico ejecutor militar de la sentencia) la total destrucci贸n del "terrorista". Se ha llegado a la total irracionalidad. La Totalidad totalizada emite un juicio desde su propio fundamento. El Otro ha sido aniquilado como otro.
Por todo ello podr谩 ahora comprenderse que se parte del supuesto sobre el que se ejerce la "raz贸n c铆nica". La "raz贸n c铆nica" usa siempre un pseudo-argumento tautol贸gico: es la raz贸n que se da a s铆 mismo el que ostenta el Poder, y por la que no necesita "entrar" jam谩s en una aut茅ntica discusi贸n (la de la "raz贸n discursiva"), porque no est谩 dispuesta, desde el punto de partida, ha dejarse juzgar por ning煤n otro Poder. La decisi贸n de no compartir el Poder, y de ejercerlo omn铆moda y desp贸ticamente sobre toda la humanidad, le impide "entrar" aut茅nticamente en alguna discusi贸n con "pretensi贸n" de verdad, y de validez [55]. El imperio no necesita tener ninguna "pretensi贸n" de verdad, "tiene" la verdad, y solo exige su aceptaci贸n - es el pseudo-argumento que justifica la "guerra santa" [56], otra denominaci贸n de la "guerra justa" de John Locke. Un cierto "fundamentalismo de mercado" - como expresaba G. Soros - se encuentra detr谩s como actitud 茅tica originaria.
Por ello, aunque se declara ser un Poder "democr谩tico" con respecto a su propio pueblo (ad intra), sin embargo su cinismo con respecto al Otro, a la Alteridad, al resto externo de la humanidad (ad extra), impide el ejercicio honesto y serio del Principio democr谩tico con sentido normativo. 驴C贸mo puede darse 茅ticamente el reconocimiento de la igualdad humana a todos los miembros de la propia comunidad pol铆tica, cuando se le atribuye a esa misma comunidad el derecho de declarar "inhumano" al resto de la humanidad? 驴C贸mo puede un dem贸crata, que conciba la democracia no meramente como un procedimiento pol铆tico etnoc茅ntrico sino al mismo tiempo con exigencias normativas, ser desp贸tico con los Otros, con los d茅biles, con los vencidos, con los postcoloniales...? El que mata a los otros insensiblemente termina por suicidarse en el "sin-sentido" de un orden inmoral.
La "doble moral" de las empresas trasnacionales, que cumplen con las exigencias normativas ad intra, en el propio Estado metropolitano, y corrompen, simulan, roban, extraen ganancias excesivas ad extra, termina por corroer a toda la estructura normativa. La inmoralidad ad extra termina por imponerse tambi茅n ad intra. Es el caso de la trasnacional Enron que con su doble contabilidad y pol铆tica financiera enga帽贸 primero a los otros Estados y al final al propio home-State (y hoy se tiene sospecha que la costumbre se ha generalizado, d谩ndose ya otros ejemplos dudosos como en el caso de la IBM, la Coca-Cola, el City Bank ya ligado al "blanqueo de dinero" de la droga, etc.).
搂 4. "Raz贸n material" y "raz贸n cr铆tica": responsabilidad consensual de la comunidad de las v铆ctimas
Al "argumento de Locke", a la "raz贸n c铆nica", debe opon茅rsele, a) no s贸lo una argumentaci贸n material y cr铆tica (que es necesaria, porque crea el fundamente del consenso cr铆tico de los oprimidos), que se enfrenta a la imposibilidad del Poder hegem贸nico de aceptar un argumento contrario (y que por ello no puede "entrar" en la discusi贸n, porque simplemente tiene el Poder de evitar dicha discusi贸n contra los d茅biles), sino tambi茅n b) una organizaci贸n pol铆tica del Poder material y cr铆tico de los oprimidos, de los excluidos, de los que reciben en su corporalidad los efectos negativos de las decisiones tautol贸gicas del "argumento de Locke". Tales Nuevos Movimientos Sociales se hicieron visibles en los grupos reunidos, entre otras manifestaciones recientes (como las de Seattle, Canc煤n, G茅nova, Barcelona, etc.), en especial en el II Foro de Porto Alegre. En este 煤ltimo evento asistieron unos sesenta mil participantes, entre intelectuales org谩nicos y militantes, que convivieron desde fines de febrero hasta comienzos de marzo de 2002. Se testimoni贸 el hecho de que los "excluidos" constituyen entre s铆 "comunidades consensuales", descubriendo argumentos, comunic谩ndose y viviendo experiencias que permitan ir lentamente rompiendo la "moral" del Poder del imperio y la pseudo-argumentaci贸n lockeana. No es del dominador el que tiene el derecho de "juzgar" al Otro, su v铆ctima. Es de la comunidad consensual y cr铆tica, por ser y exponer las razones de las v铆ctimas, la que tiene deber de juzgar al Poder dominador desp贸tico - usando la denominaci贸n lockeana. Son los africanos esclavos, los indios conquistados, las comunidades coloniales y postcoloniales, las feministas, los antiracistas, los obreros y campesinos y tantos otros, los que deben mostrar que las pretendidas "guerras justas" fueron en realidad unas de las m谩s injustas y perversas que puedan imaginarse en toda la historia mundial. Los trece millones de africanos esclavizados y los quince millones de ind铆genas muertos en el proceso de la conquista y la colonizaci贸n muestran dos inmensos genocidios moderno-europeos que el "argumento de Locke" torn贸 invisibles. Los esclavizados, conquistados y colonizados no eran humanos; eran bestias; hoy son los "terroristas" [57]. Para los imperios de turno no mor铆an seres humanos; perec铆an "cosas" que hab铆an sido destituidas de su humanidad previamente por el "argumento de Locke".
Llegamos as铆 al problema filos贸fico de fondo [58]. A la raz贸n estrat茅gica del c铆nico, que se funda en el Poder para proferir un pseudo-argumento tautol贸gico (el "argumento de Locke"), no puede opon茅rsele una mera raz贸n discursiva, porque el c铆nico no "entra" en dicha discusi贸n. La filosof铆a de la liberaci贸n sabe en cambio enfrentar estrat茅gica y te贸ricamente la situaci贸n, pero lo hace abriendo otros frentes.
En primer lugar, muestra la tautolog铆a que inmuniza el pretendido argumento autorreferente. En segundo lugar, enfrenta al Poder hegem贸nico desde el contra-poder antihegem贸nico de los Nuevos Movimientos Sociales (feminismo, antirracismo, afirmaci贸n de las culturas negadas por el colonialismo, liberaci贸n de las naciones perif茅ricas postcoloniales, de las clases dominadas, de las etnias excluidas, de la tercera edad, de los ni帽os, de las generaciones futuras a trav茅s del problema ecol贸gico, etc., cuyas "redes" se fortalecieron mundialmente en el II Foro de Porto Alegre). En tercer lugar, la fundamentaci贸n anti-esc茅ptica (del escepticismo de la raz贸n hegem贸nica, subproducto c贸mplice de la dominaci贸n, como en el caso de un Richard Rorty o de algunos ejemplos del movimiento Postmoderno) no se dirige a una mera afirmaci贸n de la raz贸n en general, sino hacia un dar argumentos racionales a las indicadas comunidades de liberaci贸n de los Nuevos Movimientos Sociales, a fin de legitimar a la "raz贸n cr铆tica": a) tanto por sus contenidos (la raz贸n pr谩ctico-material cr铆tica que justifica no s贸lo la producci贸n y la reproducci贸n de la vida humana en comunidad con pretensi贸n de universalidad, sino su desarrollo desde la afirmaci贸n de las v铆ctimas [59]) b) como por su validez (la raz贸n discursiva cr铆tica, desde el consenso de los excluidos contra el consenso hegem贸nico que profiere autorreferentemente el "argumento de Locke") [60] y c) por su factibilidad cr铆tica (la praxis propia de la liberaci贸n, que supone la toma de conciencia y la organizaci贸n de las v铆ctimas "negadas" en su Alteridad por el Poder hegem贸nico) [61].
Por ello, si es verdad que todo r茅gimen democr谩tico debe "poner l铆mites" [62] y por ello hay inevitables exclusiones - al menos de los ciudadanos de otros Estados, a煤n reconocidos como tales -, lo que deseamos recalcar es que algunas Filosof铆as Pol铆ticas de Estados Unidos y Europa no vislumbra la diferencia entre a) la situaci贸n de "estado de derecho" en el "centro" del sistema-mundo actual (el "Grupo de los Siete", siendo seis de ellos semi-perif茅ricos de la super-potencia hegem贸nica) y b) la situaci贸n pol铆tica de los Estados postcoloniales perif茅ricos (en el Africa, Asia y Am茅rica Latina), como "fuera del derecho" y reducidos a la miseria por cinco siglos de econom铆a colonial. Dicha diferencia es un efecto negativo de un "estado de guerra" permanente que se origin贸 con la Modernidad, con la conquista de Am茅rica en 1492 como sistema colonial, con el capitalismo como acumulaci贸n originaria de los metales preciosos americanos y con la trata de esclavos, acumulaci贸n acrecentada siglo por siglo y aumentada de manera nunca observada desde finales de la llamada Segunda Guerra Mundial (1945) y en especial desde 1989. Los pueblos y sus Estados perif茅rico postcoloniales siguen sufriendo una imposibilidad estructural de alcanzar un grado de desarrollo y autonom铆a m铆nima, aceptable para poder establecer sistemas pol铆ticos democr谩ticos - donde pudiera ejercerse la soberan铆a de los pueblos -. Hablar en estos Estados postcoloniales de un sistema democr谩tico, supondr铆a el dejar de sufrir el constante acoso de las potencias centrales, que agobian permanentemente sus explotadas econom铆as en un grado tal, que los pueblos miserables terminan por expresar su desesperaci贸n como a煤n lo hacen las clases peque帽o burguesas (no se diga las marginales) de Argentina en los recientes sucesos del 19 al 20 de diciembre de 2001. Este hecho manifiesta un "malestar" creciente entre los pueblos, que indica que la democracia debe ser redefinida, para no inscribirla exclusivamente dentro de un procedentalismo que ya no se sostiene (siendo s贸lo el momento de pura legitimidad formal de la pol铆tica) cuando la reproducci贸n misma de la vida de la poblaci贸n es puesta en cuesti贸n (el momento pol铆tico ecol贸gico-econ贸mico o material de la vida). Las masas hambrientas gritan: "Pan y trabajo" [63], como momento constitutivo de la pol铆tica, y como condici贸n del consenso que funda la legitimidad formal. No hay representaci贸n o consenso sin "ciudadanos vivos", y en el mundo perif茅rico-postcolonial esto no est谩 garantizado de ninguna manera, dado el inmenso grado de transferencia de plusvalor que procedente de los pa铆ses explotados sigue fluyendo hacia el "centro" - privilegio que los pa铆ses centrales, no solo Estados Unidos sino tambi茅n Europa, Jap贸n y algunos otros-. Democracia y reproducci贸n aceptable de la vida de los ciudadanos son dos aspectos del bien com煤n; es la justa articulaci贸n del aspecto formal de legitimidad discursiva y el aspecto material de satisfacci贸n reproductiva de la vida.
En 煤ltimo t茅rmino, el "argumento de Locke" ocultaba que el Estado metropolitano justificaba la negaci贸n de la vida del Otro, del esclavo, del ind铆gena, del colono perif茅rico, de todos los excluidos actuales del mercado. El c铆nico pretende justificar 茅ticamente la negaci贸n de la vida del Otro; el esc茅ptico pretende justificar moralmente la negaci贸n de la raz贸n; el conservador pretende justificar la negaci贸n de la posibilidad de la utop铆a del poder vivir, que imposibilita el consenso cr铆tico anti-hegem贸nico del desear una "vida mejor" (no s贸lo una "vida buena"). Tres negaciones que hacen a la pol铆tica una praxis antidemocr谩tica, bajo la apariencia de cumplir ad intra con las exigencias liberales de la Democracia.
Ante lo que acontece debemos expresar, para concluir, que al proyecto ut贸pico de Kant manifestado en su obra sobre la "Paz perpetua" ha dejado lugar en el presente, y en el orden de la realidad geopol铆tica y militar, a un proyecto de una "Guerra perpetua". No es ya que "la guerra es el origen de todo" como para Her谩clito de Efeso, sino que "el estado de guerra es el ser mismo permanente de todo". 隆Se trata de una ontolog铆a de la muerte!
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Enrique Dussel 茅 fil贸sofo e professor de 脡tica no M茅xico.
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Notas
[1] Simon and Schuter, Nueva York, 1996. Digo "militarista", porque una de sus conclusiones finales es la de "mantener la superioridad tecnol贸gica y militar de occidente sobre otras civilizaciones" (trad. cast., Piados, M茅xico, 2001, p. 374).
[2] "The New Sovereigntists. American Exceptionalism and Its False Prophets", en Foreign Affairs, vol. 79, 6, Nov.-Dec. (2000), pp.9-15. Bradley y Goldsmith escriben en Harvard Law Review (1997) que "not only does the United States have the power to reject international regimes, but in many instances the federal goberment has a constitutional duty to reject them" (Spiro, p.113).
[3] 2000, Open Society. Reforming Global Capitalism, PublicAffairs, New York, pp.330ss.
[4] "It may be a shocking thing to say, but the United States has become the geatest obstacle to establishing the rule of law in international affairs" (Op. cit., p. 333).
[5] Michael Hardt-Antonio Negri, 2000, Empire, Harvard University Press, Cambridge (Mass.), donde el "Imperio" se volatiliza, el Estado se anarquiza, y el "ciudadano global" queda sin mediaciones pol铆ticas estrat茅gicas.
[6] V茅ase Robin Blackburn, 1999, The Making of New World Slavery. From the Baroque to the Modern 1492-1800, Verso, London; pp.235ss.
[7] Op. cit., p. 249.
[8] Hegel, por ejemplo, repite la argumentaci贸n lockeana, ya que la relaci贸n externa entre los Estados (contra la opini贸n de Kant) vuelve al "estado de naturaleza", siendo la 煤nica relaci贸n posible: "La guerra tiene una significaci贸n superior [...] Los pueblos que no quieren soportar o que tiemblan ante la soberan铆a interior son conquistados por otros" (Rechtsphilosophie, 搂 324; Hegel, 1971, Werke, Suhrkamp, Frankfurt, vol. 7, pp. 492-493).
[9] V茅ase el reciente trabajo de Franz Hinkelammert, "La inversi贸n de los derechos humanos: el caso de John Locke", en Herrera Flores (Ed.), 2000, El vuelo del Anteo. Derechos humanos y cr铆tica de la raz贸n liberal, Descl茅e de Brouwer, Bilbao, pp.79-113.
[10] En el Encuentro de las Naciones Unidas sobre el racismo, la Uni贸n Europea no acept贸 reconocer f谩cilmente a la esclavitud como un crimen contra la humanidad, el 7 de septiembre de 2001 en Sud谩frica. Estados Unidos e Israel se retiraron del Encuentro bajo protesta.
[11] Tema central de mi obra E.Dussel, 1973, Hacia una 茅tica de la liberaci贸n latinoamericana, Siglo XXI, Buenos Aires, vol.1-2.
[12] Two Treatises on Civil Government, 搂 4; John Locke, 1976, Ensayo sobre el Gobierno civil, Aguilar, Madrid, p.5.
[13] Ibid., 搂 6; p. 6.
[14] Ibid., 搂 7; p. 7.
[15] Ibid., 搂 8; p. 8.
[16] Ibid.
[17] Ibid.
[18] De nuevo: 驴qui茅n juzga que alguien se ha opuesto a la ley natural? Locke responder铆a: "Cualquiera".
[19] No hay que olvidar que esos pronombres "nosotros" y "yo" que se usan en el texto son el sujeto que juzga sobre el culpable, que se arroga la defensa del g茅nero humano, pero que hist贸ricamente y de hecho es la burgues铆a liberal triunfante en Inglaterra.
[20] Ibid., 搂 16; p. 14.
[21] Ibid., 搂 17; p. 15.
[22] Ibid., 搂 19; p. 16.
[23] Ibid., 搂 20; p. 18.
[24] Estados Unidos, en su pol铆tica externa muestra una doctrina hermen茅utica en la que los Derechos Humanos tienen en su definici贸n a Estados Unidos como "juez", 煤ltima instancia, que declara lo que es o no es en este caso, defensa o ataque de un Derecho Humano. Ning煤n tribunal fuera del propio Estado es aceptado como referencia. Se sobrentiende que en la relaci贸n entre los Estados nos encontramos entonces, en el mejor de los casos, en el "estado de naturaleza". V茅ase John Rawls, 1999, The Law of peoples, Harvard University Press, Cambridge, Mass.). Rawls se cuida muy bien de distinguir entre la "law of People" y la "law of State". Los "States" exigir铆an un derecho internacional y el comenzar a promulgar un "International State", al menos leyes e instituciones internacionales, que permitieran salir del "estado de naturaleza" a las relaciones entre los Estados. Rawls encuentra muy confortable el estado razonable (de guerra) en el que su propio pa铆s (Estados Unidos) siga siendo el sujeto del juicio, el juez, de quien sea o no un "decent people" (p.63). Es una obra completamente tautol贸gica: la comunidad de liberales norteamericanos es la "煤ltima instancia" de todos los juicios pol铆ticos, incluyendo el saber cuando se dan las condiciones de la "guerra justa" (pp.89ss). Contin煤a paso a paso la argumentaci贸n de Locke.
[25] Debe indicarse que Levinas no habla de la "guerra", sino estrictamente del "estado de guerra", que, como veremos es el "estado permanente" ad extra de los Estados Unidos desde su emancipaci贸n. La conquista del "far West", de M茅xico, del Pac铆fico y el Caribe, hasta su hegemon铆a mundial actual, ha sido un permanente, nunca interrumpido, "estado de guerra" ad extra - mientras que ad intra se pretende ser el leader del "estado civil" democr谩tico. Veremos que esta contradicci贸n es in the long run insostenible.
[26] Totalit茅 et Infinit. Essai sur l聮Ext茅riorit茅, Nijhoff, La Haye, 1968, Preface, p.ix.
[27] Ibid., 搂 176; pp.134-135.
[28] Locke, 1976, 搂 23; p. 20.
[29] Es interesante que para Gin茅s de Sep煤lveda el ind铆gena que lucha contra el conquistador espa帽ol (en propia defensa para Bartolom茅 de Las Casas) tiene la "culpa" de rechazar el ser civilizado. El mismo Kant en la definici贸n de Aufklaerung incluye esta "inmadurez culpable" (verschuldeten Unmundigkeit) (v茅ase E. Dussel, 1995, The Invention of the Americas. The Eclipse of "the Other" and the Myth of Modernity, Continuum, New York, cap.1). A la v铆ctima se la transforma primero en culpable, de manera que el criminal se juzga (invirtiendo la cuesti贸n) asesinado por su v铆ctima. El victimador reclama a su v铆ctima el haberlo victimado. De otra manera. Locke, el esclavizador ingl茅s, acusa al esclavo africano por haberle exigido cumplir la tarea de esclavizarlo, y por ello demandar谩 a煤n reparaciones de los gastos a los que su v铆ctima le ha obligado a efectuar.
[30] Locke deber铆a probar que los pobres campesinos bant煤es inocentes atrapados como animales y vendidos como "mercanc铆as" merecieron dicha pena. Bartolom茅 de Las Casas vio estas cuestiones con mayor claridad racional y l贸gica.
[31] Por la propia argumentaci贸n de Locke nadie puede "perder el derecho a su vida", porque nadie "tiene" tal derecho: 驴C贸mo podr铆a tenerse "derecho a la vida" si la vida es el presupuesto y fundamento de todos los derechos? Para tener "derecho a la vida" habr铆a que ser un sujeto de derecho anterior a la propia vida, lo cual es absurdo. Si no se tiene "derecho" ni "poder" sobre su propia vida, menos se puede perder lo que nunca se tuvo. La inteligencia de Locke en este punto pareciera que ha quedado oscurecida por la pasi贸n inmoderada en desear justificar su business, y el de su patria: la trata de esclavos.
[32] Esto supone una teor铆a de la "guerra justa" y del "estado de guerra" en la que el vencedor tuviera ahora "derecho a la vida del otro". Pero, nuevamente, si ni siquiera el sujeto humano viviente tiene derecho a su propia vida, menos a煤n de un tercero. Nadie puede tener "derecho sobre la vida ajena", o habr铆a que probarlo. Locke, nuevamente, afirma un absurdo por mera tradici贸n tautol贸gica, totalitaria, contraria al dogma liberal: "la libertad es la base de todo" (Ibid., 搂 17; p.15).
[33] Aqu铆 Locke cae ya en un cinismo que supera al de Gin茅s de Sep煤lveda. En primer lugar al expresarse sobre una persona humana como lo que se "tiene en poder suyo" - cosificaci贸n de la Alteridad, que muestra ola bajeza 茅tica del fil贸sofo ingl茅s -, y en segundo lugar por la manera que expresa en este texto (y en otros que citar茅) lo que puede hacerse con esa "cosa" que se "tiene" (no solo usarlo en el trabajo o como objeto de sexo, sino torturarlo y hasta matarlo por puro capricho). 驴De d贸nde ha sacado nuestro autor esa destituci贸n absoluta 茅tica del Otro?
[34] Locke alcanza aqu铆 un sadismo incre铆ble, consolando al esclavo misericordiosamente con el suicidio. Ante un juicio tan brutal, bestial, el lector queda enmudecido, absorto, silencioso...
[35] Ibid.
[36] Ibid., 搂 23; p. 20.
[37] Ibid., 搂 33; p. 27. A煤n dir谩 m谩s extensamente: "Los gobiernos no pueden originarse primitivamente [...], y las sociedades pol铆ticas no pueden fundamentarse en nada que no sea el consentimiento del pueblo" (Ibid., 搂 175; p.134).
[38] Ibid., 搂 45; p. 36.
[39] Como si todos los pueblos fueran agricultores.
[40] Ibid., 搂 184; p. 143.
[41] Ibid.; p. 136.
[42] Escribe m谩s adelante: "El vencedor, si ha hecho la guerra por una causa justa, posee un derecho desp贸tico sobre las personas [...] que han tomado parte en la misma, y lo posee tambi茅n a indemnizarse de los perjuicios recibidos y del costo de la guerra..." (Ibid., 搂 196; p.148).
[43] Ibid., 搂 178; p. 137.
[44] Ibid., 搂 182; p. 140.
[45] Pol. , 1, 2, 1255 b 16-17. Locke debi贸 leer pocas l铆neas despu茅s de la definici贸n del "esclavo por naturaleza" esta distinci贸n: "El se帽or铆o pol铆tico se ejerce sobre hombres libres por naturaleza, el desp贸tico sobre los esclavos por naturaleza" (Ibid., 1255 b 17-18).
[46] Est谩 de mas decir que el tal "poder desp贸tico" es injustificable, menos a煤n en un estado de naturaleza (ni siquiera un animal puede cumplir tal definici贸n o la tal especie se habr铆a extinguido prontamente), desde cualquier punto de vista 茅tico, etnogr谩fico o hist贸rico, y describe simplemente una voluntad tir谩nica, irracional y totalitaria, autodestructiva.
[47] Uno se pregunta qu茅 agrega el poner aqu铆 a "Dios" en esta expresi贸n de cinismo. Pareciera ampararse en la divinidad para expresar un pseudo-argumento totalitario.
[48] Como no ha cumplido el "enemigo" con la ley establecida queda "fuera de la ley", y como no acept贸 los "recursos pac铆ficos" se le aplican los recursos m谩s violentos. Aunque el pobre campesino africano hubiera estado fuera de la ley y no hubiera sido pac铆fico (lo cual es falso, porque nunca estuvo fuera de "sus costumbres" y nunca atac贸 a ning煤n europeo), no perder铆a por ello sus derechos que tiene como persona humana, y no podr铆a trat谩rselo como una "fiera" a la que se la puede matar porque "le agrade" (al s谩dico).
[49] Ibid., 搂 172; p. 132.
[50] Ibid., 搂 180; p. 138. Locke justifica por ello mismo la conquista de Am茅rica, porque "el poder que un conquistador adquiere sobre aquellos a quienes vence en una guerra justa es totalmente desp贸tico" (Ibid., 搂 179; p. 138). Puede concluirse que el esclavo africano, el indio americano y el mundo colonial son negados e ignorados en su derecho en la filosof铆a pol铆tica del fundador del pensamiento liberal.
[51] Antes fueron las "Potencias del Eje" (desde la crisis de los 30s.), despu茅s los "Comunistas" (en tiempos de la "Guerra Fr铆a"), pero 煤ltimamente estaba faltando un "enemigo" cre铆ble, consistente, suficiente. Los antiguos "subversivos comunistas" han dejado lugar ahora a los "terroristas".
[52] Claro que "Dios" har谩 conocer su juicio en el "Juicio final", y para los geopol铆ticos del Pent谩gono dicho juicio deja suficiente tiempo como para ganar las guerras emp铆ricas de la historia - que son las que le interesan -. C.Schmitt, por otra parte, tampoco tiene otro criterio para determinar a su enemigo. Es tan tautol贸gico como Locke.
[53] V茅ase mi ponencia "Del esc茅ptico al c铆nico", en E.Dussel, 1993, Apel, Ricoeur, Rorty y la Filosof铆a de la Liberaci贸n, Universidad de Guadalajara, Guadalajara (M茅xico), pp. 85-95; en ingl茅s en E.Dussel, 1996, The Underside of Modernity, Humanities Press, New Jersey, pp. 64-72.
[54] Si se los aceptara como "prisioneros de guerra" habr铆a que aplic谩rseles las Convenciones internacionales, como la de Ginebra. Pero para negarles que sean prisioneros "de guerra" deber铆a fundarse en que no ha habido guerra en Afganist谩n, porque no se hab铆a declarado tal guerra a los Talibanes, meros "terroristas", y por tanto "sin derechos", al que puede mat谩rselos como lobos o leones peligrosos. Pero, en ese caso, la agresi贸n a Afganist谩n ser铆a un acto "terrorista", porque se atac贸 a otro Estado sin cumplir las condiciones para un tal ataque dentro de alg煤n criterio 茅tico internacional. Lo que acontece es que Estados Unidos, en permanente estado de guerra, no logra entender que est谩 usando el "argumento de Locke", pero ese argumento, por tautol贸gico es irracional, inmoral, y no puede proferirse "en p煤blico", solo entre los "amigos" de la misma "mafia" o de una "banda de ladrones"; en un "nosotros" entre los que los argumentos tautol贸gicos son aceptados como verdaderos sin mayores exigencias l贸gicas.
[55] V茅ase en mi obra E. Dussel, 1998, Etica de la Liberaci贸n en la edad de la globalizaci贸n y la exclusi贸n, Trotta, Madrid, la diferenciaci贸n entre "pretensi贸n de verdad" y "pretensi贸n de validez" (caps.1-3).
[56] Leemos en el diario que John Ashcroft, nombrado procurador general por Bush "pidi贸 esta semana lanzar una guerra santa en defensa de la civilizaci贸n y contra el terrorismo" (La Jornada, M茅xico, 24 de Febrero de 2002, p. 31). Bush, que hab铆a hablado de "cruzada" (cristiana contra los musulmanes) al comienzo de la guerra contra Afganist谩n, nuevamente se refiri贸 a una "cruzada" en su viaje a Jap贸n (en el mes de febrero), hecho criticado por Zogby (Ibid.).
[57] Es evidente que siempre ha habido terroristas. Lo criticable del hecho es que no se acepten tribunales internacionales, como el Consejo de Seguridad, que pudiera intervenir en una definici贸n de su concepto. En realidad las resoluciones del dicho Consejo de la Naciones Unidas nunca es aceptado por Estados Unidos o por Israel. Vemos entonces que las "mil reuniones, discusiones, acuerdos" de poco valen cuando se oponen a la "Voluntad de Poder" del imperio.
[58] V茅ase E.Dussel, "From the Skeptic to the Cynic", en 1996, The Underside of Modernity. Apel, Ricoeur, Rorty, Taylor and the Philosophy of Liberation, Humanities Press, New Jersey, pp.64ss.
[59] V茅ase E. Dussel, 2000, Etica de la liberaci贸n en la edad de la globalizaci贸n y la exclusi贸n, Trotta, Madrid, 3era.ed., caps.1 y 4; en resumida traducci贸n alemana en 2000, Prinzip Befreiung, Wissenschaftsverlag Mainz, Aachen, caps.1 (pp.15ss) y 4 (pp.85ss). Lo que no hab铆a enunciado en dicha ponencia claramente eran dos cuestiones. La primera, que el c铆nico no "entra" en una discusi贸n honesta, no s贸lo porque tiene el Poder, sino porque tiene un argumento, el "argumento de Locke" (pseudo-argumento autoreferente que se hace evidente para el dominador y sus "amigos"). La segunda, que la fundamentaci贸n que hay que efectuar no se dirige tanto a una justificaci贸n en general de la raz贸n ambigua de los grupos dominantes (como en el caso de K.-O.Apel), sino como justificaci贸n de una raz贸n consensual y material cr铆tica de las comunidades excluidas, dominadas, negadas. El fil贸sofo cr铆tico (filosof铆a de liberaci贸n) argumenta a favor de grupos emp铆ricos que necesitan dichas fundamentaci贸n para su acci贸n estrat茅gica liberadora, innovadora, creadora.
[60] Ibid., caps. 2 y 5.
[61] Ibid., caps. 3 y 6.
[62] V茅ase por ejemplo Iris Marion Young, 2000, Inclusi贸n and Democracy, Oxford University Press, Oxford; Chantal Mouffe, 2000, The Democratic Parados, Verso, Londres.
[63] En tiempos de las dictaduras perif茅ricas, instaladas por la potencia hegem贸nica, como en el caso de la dictadura de Augusto Pinochet contra el gobierno democr谩tico de Salvador Allende en 1973, golpe de estado decidido y promovido por Henry Kissinger desde el Departamento de Estado (como en este febrero y marzo de 2002 se est谩 promoviendo de la misma manera el golpe de estado contra Hugo Chavez en Venezuela, por pretender tener una pol铆tica propia en la OPEP y con respecto al petr贸leo)., en tiempo de las dictaduras (repito) se gritaba: "Pan, paz y trabajo". Ahora no se grita "Paz", porque la "Guerra Sucia" de los militares ya no es necesaria para el imperio. Pero la vida del pueblo oprimido y excluido sigue gritando el aspecto material de la pol铆tica: comida y empleo (porque el capitalismo ha destruido toda otra manera de reproducir la vida). En el II Foro de Porto Alegre, sin embargo, pudo observarse el nacimiento de una "Econom铆a solidaria" que cuenta en Argentina hasta dos millones de miembros. El movimiento se expres贸 ya hace a帽os con la obra de Luis Razeto Migliaro, 1982, Empresas de trabajadores y econom铆a de mercado, Programa de Econom铆a de Trabajo, Santiago de Chile, seguido de 1985, Econom铆a de Solidaridad y Mercado democr谩tico, PET, Santiago, vol. 2, y en 1988 el vol. 3. Se trata de la mera subsistencia de una poblaci贸n de excluidos, marginales, que antes que morir de hambre reinventan un sistema de "trueque", con moneda propia, por la organizaci贸n de la producci贸n y el consumo dentro de una comunidad barrial o local cerrada. 隆El mundo de los excluidos sobrevive!